Alberto Díaz

- Tibet, fuente de una esperanza

- Del 06 al 27 de febrero de 2009

 

Todo viaje implica el esfuerzo de ir tras una idea, un conocimiento, un proyecto, una ilusión.

Un viaje falto de oxígeno pero lleno de gratitud.

Una constante en el día a día.

Es grata la satisfacción que se consigue de ese esfuerzo.

Viajar es encontrar, conocer, observar, abrir los 5 sentidos al mundo que se presenta delante de ti.

Esta muestra es parte de un proyecto en construcción, una idea que recorre el sudeste asiático hasta su cabecera, en las fuentes del Tibet.

Para llevarse a cabo era necesario ir al origen, al  nacimiento de esa idea, el Río Mekong.

Ese inicio era el Tibet. Pueblo volcado en la subsistencia, en la soledad, en la religión, en esa ansia de reconocimiento.

Monasterios, pueblos, campamentos nómadas de pastores, la capital Lhasa, El potala, desiertos de calma, carreteras polvorientas interminables con afanosos peregrinos  donde los colores y olores se intensifican bajo un tono intenso a incienso y grasa de yack.

Lhasa, Chando, Riwoche, Sokzong, Gyantse, Xigatze, Kathmandu...

Educación, pensamiento, sosiego, conocimiento, y ante la mirada atenta, abierta, pausada y sincera, la comunicación se vuelve respetuosa y soy estimulado por la gente no por las ideas.

Alberto Díaz