Pilar Irala

- Desde mis ventanas

- 9 al 29 / noviembre / 2007

Siempre me ha gustado mirar por las ventanas. El tiempo pasa con el mismo ritmo que llevan los andantes allá abajo. Cada uno de esos pasos arrastra una historia maravillosa, a veces triste, otras feliz, o de esperanza o de alegría, o de muchas cosas a la vez. Son la vida pegada irremediablemente a nuestra espalda, amarrada fuerte a nuestros brazos, sujetándonos la cabeza. Y aunque nos sacudamos, cerremos los ojos, gritemos o callemos, siempre está ahí. Y esa es el sorprendente regalo que llevamos en los bolsillos.

A menudo pensamos que jamás nos sucede nada extraordinario. Cruzamos nuestros brazos intentando defendernos del dolor que puede causarnos cualquier sentimiento por exceso o por defecto. Así, arrinconamos nuestra propia intrahistoria y la vida se nos escapa.

Pues sí, lo extraordinario ocurre. A milímetros de nuestra piel, de nuestros oídos, de nuestro aliento. Pero hay que ser constante, y abrir todos los poros y extender los brazos, no tenerlos nunca más recogidos. Hay que arriesgarse a la pérdida, a la lágrima y luego gritarlo para vaciarnos y volver a empezar más fuertes, y guardar lo que merece ser atesorado, y enterrar lo que no lo merezca. He buscado siempre esas historias o las he construido para contarlas después. Primero en forma de relatos cortos, luego con fotografías y, finalmente, con fotografías historiadas donde las palabras adquieren imagen precisa y se entretejen con la fotografía formando un pensamiento, un mensaje, único.

Los sentimientos y pensamientos se me enredan constantemente. Con la fotografía no intento ni expiarlos ni expulsarlos. Todo lo contrario, intento congelarlos para no olvidar nunca que he sentido, que he viajado con el pensamiento, que he sufrido, que he llorado, que he reído, que he anhelado…en definitiva, que he vivido.

Estas historias de Lo Extraordinario tomaron forma en el grupo de arte y música contemporáneos animAMusicae (http://animamusicae.wordpress.com), acunadas con la música de Gonzalo Arruego. Esta colaboración, comenzada en 1999, continúa actualmente, permitiendo llevar cada relato más y más lejos: Italia, Francia, Estados Unidos, España...

En ocasiones mi fotografía se independiza, momentáneamente y nunca por completo, del escenario, pero no de la música, ya que esta es extremadamente importante en mi recorrido vital y, por supuesto, también en estas historias, retazos de vida y emoción, fotografiados. Una continua banda sonora que me acompaña siempre, como mi cámara, allá dónde voy.

Pilar Irala, cualquier momento… cualquier lugar…

.

.

.