Luciana Fonseca / Gilmar Simões

• "Ni muros blancos ni paredes sucias"
•  Del 5 al 26 de septiembre de 2008 

 

Trata de rever la utilización de los espacios urbanos por el graffiti a través de la fotografía, esencialmente de Zaragoza, como soporte de una producción, para muchos ilegal. Para otros el espíritu de un movimiento transgresor (desobediencia civil) que impide al hombre expresarse libremente.

 

Son fotos de esos espacios, utilizados como lienzo para la creatividad y la expresión artística, que sirven también de aprendizaje para muchos grafiteros. Es verdad que hay muchos garabatos, dando la razón al origen italiana del término  ‘graffiare’ o garabatear,  pero otros son autenticas joyas del arte del graffiti.

 

Ese fenómeno cultural sirve de vehículo de comunicación para enunciar decepción o inconformismo en un espacio vedado; delimitar áreas, que sirven de competición para la creación y el desarrollo; de expresión de un estilo de vida urbano de más de tres generaciones. Pero también para demostrar la integración y el progreso de este fenómeno en la sociedad, como lo demuestra la absorción por el ‘status quo’, llevándolo a las galerías y convirtiéndolo en objeto de valor.

 

En principio asociado a la cultura Hip-Hop (rap y break dance), ha evolucionado recibiendo influencia del cómic, de  la publicidad, del logotipo, del tatuaje, del diseño grafico, etc. El grafitero se expresa desde una sencilla firma a letras con pompa,  o a un más complejo estilo salvaje, 3D;  personajes, iconos  o al extremo del abstracto…

 

Esta exposición ofrece una pequeña muestra de ese discurso, que sirve para manifestar sentimientos y dejar una huella, efímera y fugaz, como la fotografía.